“Jefes de Estado” convierte las relaciones transatlánticas en una comedia de acción

Paz imposible, escenario improbable. En Jefes de Estado, estrenada el 2 de julio en Prime Video, Estados Unidos acaba de elegir a una estrella de Hollywood, Will Derringer (John Cena), como presidente. El Reino Unido, por su parte, lleva seis años gobernado por el flemático Sam Clarke (Idris Elba). Ambos se detestan: Clarke piensa que Derringer es un payaso, mientras que este último no soportó que el británico compartiera pescado con patatas fritas con su oponente durante la campaña electoral.

Hasta ahora, nada inimaginable. Sin embargo, según resume The Guardian , «tras una desastrosa conferencia de prensa conjunta que arruina el anuncio de una iniciativa energética respaldada por la OTAN, los dos líderes se ven obligados a subir al Air Force One [el avión presidencial de la Casa Blanca] para intentar minimizar el daño a la imagen pública. Pero la situación se complica aún más cuando su avión es derribado». El mundo entero los cree muertos y la tensión internacional alcanza nuevas cotas.

Y el caos apenas comienza. Los dos jefes de Estado sobreviven, solo para encontrarse perdidos en algún lugar de Bielorrusia, no lejos de la frontera con Polonia. Tendrán que dejar de lado sus diferencias para salir de esto, con la ayuda ocasional de...